Una Humilde Tentativa para Promover el Acuerdo y la Unión del Pueblo de Dios a través del Mundo en la Oración Extraordinaria para un Avivamiento de Religión Y el Adelantamiento del Reino de Dios en el Mundo, según las Promesas Bíblicas y Profecías de los Últimos Tiempos

Por Jonathan Edwards

El Fututo Estado Glorioso de la Iglesia de Cristo

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aun vendrán pueblos, y moradores de muchas ciudades; Y vendrán los moradores de la una á la otra, y dirán: Vamos á implorar el favor de Jehová, y á buscar á Jehová de los ejércitos. Yo también iré. Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones á buscar á Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y á implorar el favor de Jehová.” (Zac. 8:20-22).

En este capítulo de Zacarías profetiza del futuro avance glorioso de la Iglesia. Es evidente que hay más intencionado acá de que lo que jamás fue cumplido en la nación Judía en los tiempos del Antiguo Testamento. Éstos son profecías visibles describiendo las cosas que nunca se cumplieron antes de la venida del Mesías, en particular lo que se dice en los dos últimos versos en el capítulo que Zacarías habla de "muchos pueblos y fuertes naciones adorando y buscando al verdadero Dios", y de una tan gran adición de los Gentiles a la Iglesia que la mayoría de los adoradores visibles consisten de los Gentiles, superando en número a los Judíos diez a uno.

Nada ha pasado, desde el momento de Zacarías a la venida de Cristo, para cumplir esta profecía. Su cumplimiento sólo puede ocurrir en la vocación de los Gentiles durante y después de los tiempos apostólicos, o en el futuro, glorioso crecimiento de la Iglesia de Dios en lo final de los tiempos, tantas veces anunciado por los profetas del Antiguo Testamento, en particular por Zacarías. Lo más probable es que el Espíritu de Dios nos habla aquí de lo más grande avivamiento y de la más gloriosa prosperidad de la Iglesia en la tierra, bendiciones estas que también beneficiarán a la nación Judía. En verdad, existe un gran acuerdo sobre este punto, entre la profecía de Zacarías, y otras profecías relativas a la gloria de la Iglesia en los últimos días.

Considere Isaías 60:2-4,

"Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos: mas sobre ti nacerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las gentes á tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Alza tus ojos en derredor, y mira: todos estos se han juntado, vinieron á ti: tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas sobre el lado serán criadas.”

Sin duda, todo este capítulo predice el estado más glorioso de la Iglesia de Dios en la tierra, como también Isaías 66:8, Miqueas 4:1-3 e Isaías 2:1-4:

"Y acontecerá en los postreros tiempos, que el monte de la casa de Jehová será constituido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán á él pueblos."

"Y vendrán muchas gentes, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y á la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas"

"De Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre muchos pueblos, y corregirá fuertes gentes hasta muy lejos: y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces: no alzará espada gente contra gente, ni más se ensayarán para la guerra."

Nada en absoluto ha pasado a cumplir estas profecías. Además, dado que la profecía en mi texto (Zac.8:20-22) y el siguiente verso están de acuerdo con ellos, hay razón para pensar que se refiere a los mismos tiempos. En verdad, existe un consenso notable en la descripción dada en este capítulo con las representaciones de aquellos tiempos en otras partes de los libros proféticos. Aunque el profeta esta, a veces, refiriéndose a las futuras bienaventuranzas del cielo a la nación Judía, sin embargo, el Espíritu de Dios, sin duda, se refiere a eventos mucho mayor que estos, de los cuales estos no son más que débiles semejanzas. Los Judíos acaban de regresar de la cautividad Babilónica, de la Caldea y otros países, y fueran reasentados en Canaán, donde estaban experimentando gran aumento tanto en número cuanto en riqueza.

Encontramos comúnmente, en las profecías del Antiguo Testamento, que cuando los profetas hablan de los favores y las bendiciones de Dios sobre los Judíos, durante o después de su retorno del cautiverio en Babilonia, el Espíritu de Dios toma la oportunidad de allí a hablar de incomparablemente mayor bendiciones sobre la Iglesia, que asistirán y seguirán a su liberación de la Babilonia espiritual, de los cuales se trataba de un tipo.

El profeta, en este capítulo, habla de Dios trayendo su pueblo, de nuevo, desde el este y el oeste de Jerusalén (vs. 7-8), y multitudes de todas las naciones trabarán de las faldas de los Judíos. A pesar de esta profecía se refiere literalmente a la vuelta de los Judíos de la Babilonia, su cumplimiento no se puede ver allí, pues ninguna de esas cosas de que se habla aquí ocurriera en este regreso. Por lo tanto, esto debe referirse a una vocación y recolección de judíos en el rebaño de Cristo, y para recibir las bendiciones de Su reino, después de la caída del Anticristo y la destrucción de la Babilonia espiritual.



El Poder de la Oración

En Zacarías 8:20-22 tenemos un relato de cómo esta futura prosperidad de la Iglesia debe ocurrir. Se cumpliría según multitudes de pueblos diferentes se resuelven a unirse en la oración extraordinaria, buscando a Dios hasta que Él se manifieste y otorgue los frutos de su presencia. Podemos observar varias cosas en particular:

1. LA NECESIDAD DE LA ORACION. Algunos suponen que la oración incluye la totalidad de la adoración a Dios y que la oración es una parte del culto durante los días del evangelio cuando los sacrificios son abolidos. Por lo tanto, esto puede ser comprendido como una profecía de un gran avivamiento de religión con la verdadera adoración de Dios entre Su pueblo, el arrepentimiento de la idolatría, y del crecimiento de la Iglesia.

Sin embargo, me parece razonable suponer que algo aún más especial es intentado con respecto a la oración dado que la oración no sólo es mencionado repetidas veces, pero que esta profecía paralela muchas otras profecías que hablan de un extraordinario espíritu de oración que precede ese día glorioso del avivamiento y crecimiento de la paz y la prosperidad de la Iglesia. Paralela especialmente lo que el profeta habla después del derramamiento del “Espíritu de gracia y de oración" como aquello que introduce el gran avivamiento religioso (Zacarías 12:10).

2. LO BUENO QUE SERÁ TRAIDO POR LA ORACION: DIOS MISMO.

La Escritura dice, "Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a Jehová de los ejércitos”. El bueno que ellos buscan es “a Jehová de los ejércitos”, a Él Mismo. Si "buscando a Dios" significa no más que buscar el favor o la misericordia de Dios pues "orar ante del Señor," y “buscar a Jehová de los ejércitos” debe ser mirado como sinónimo. Sin embargo, "buscando al Señor" es utilizado comúnmente para significar algo mucho más que buscando algo de Dios. Sin duda, implica que Dios Mismo es lo que es deseado y es buscado.

Así, el Salmista deseaba a Dios, tenía sed de Él y lo buscaba: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde agua no hay; para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario…Está mi alma apegada a ti… ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”.

El Salmista perseguía ardientemente a Dios; su alma tenía sed de Él, él extendía sus manos hacia a Él.

Todos los santos de Dios tienen esto en común: ellos son ésos que buscan a Dios. “Tal es la generación de los que le buscan”. “Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón”, etc.

Si esto es el sentido verdadero de esta frase “buscar a Jehová de los ejércitos”, entonces debemos comprender que Dios, que se había retirado a si mismo, o, por decirlo así, se escondió, volvería a Su Iglesia, concediendo los frutos de Su presencia y la comunión con Su pueblo, lo que Él tantas veces había prometido, y por lo cuál Su Iglesia había tanto esperado.

En resumen, parece razonable comprender la frase, “buscar a Jehová de los ejércitos”, significa no solamente orando a Dios, sino buscando la restauración prometida de la Iglesia de Dios después del cautiverio Babilónico y la gran apostasía que lo ocasionó son llamados "buscando a Dios, e inquiriendo por Él;" y Dios otorgando este prometido avivamiento y restauración llamado Él siendo “hallados de ellos". (Vea Jeremías 29:10-14).

Los profetas a veces representan a Dios como siendo retirado y ocultándose: “Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas. Escondí mi rostro y me indigné”. Los profetas entonces pasan a representar al pueblo de Dios buscándolo, inquiriendo y esperando y llamando detrás de Él. Cuándo Dios responde a sus oraciones y restaura y avanza a Su pueblo, según a Su promesa, luego Él es dicho de venir y decir, “Heme aquí” para mostrarse, y ellos son dichos de encontrarlo y verlo claramente.

“Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá Él: Heme aquí…” “Israel será salvo en Jehová con salvación eterna… no dije a la generación de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud…” “enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí Éste es nuestro Dios, en Él hemos esperado, y Él nos salvará; Éste es Jehová; en Él hemos esperado, estaremos alegres y nos regocijaremos en su salvación” (Isa. 58:9; Isa. 45:17,19; Isa. 25:8-9).

3. PODEMOS OBSERVAR QUIENES SON QUE SERAN UNIDOS EN BUSCAR AL SEÑOR: “Moradores de muchas ciudades... Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones”. Mucha gente de todo el mundo se unirá para buscar el Señor. De la profecía, parece razonable asumir que esto será cumplido en la siguiente manera: Primero, le será dado un espíritu de oración al pueblo de Dios, inspirándolos a reunirse y orar en una manera extraordinaria, que Él ayudase a su Iglesia, mostrase la misericordia a la humanidad en general, que derramare su Espíritu, avivare Su obra, y avanzará Su reino en el mundo como Él prometió.

Además, tal oración gradualmente se esparciría y se aumentaría cada vez más, anunciando un avivamiento de religión. Esto sería caracterizado por el culto y servicio engrandecido para Dios entre los creyentes. Otros serán despertados a su necesidad de Dios, seriamente motivándolos para clamar a Dios por la misericordia.

Ellos serán llevados a unirse con el pueblo de Dios en ese buscar y servir extraordinario a Dios que ellos ven alrededor de ellos mismos. De esta manera el avivamiento crecerá hasta que el despertamiento alcance naciones enteras y a ésos en posiciones más altas de influencia. La Iglesia crecerá para ser diez veces más grande que era antes. Verdaderamente, por fin, todas las naciones del mundo serán convertidas a Dios.

Así, “que diez hombres de todas las lenguas de las naciones, trabarán del manto de un judío” (en el sentido del Apóstol), “diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros”. Así será cumplido, “Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne”.

4. TAMBIEN PODEMOS OBSERVAR LA MANERA DE LA UNIDAD SUYA EN LA ORACION.

Es una unión visible y voluntaria que fue propuesta primero por algunos del pueblo de Dios con otros uniéndose fácilmente con el tiempo. Los que viven en una ciudad declararán a los de otra ciudad, “Vamos a…”, etc. Muchos de los que oyen la declaración suya no sólo se unirán con ellos sino harán la llamada para la unidad en la oración conocida todavía a otros. Como resultado, el movimiento crecerá, prevalecerá y se esparcirá entre el pueblo de Dios.

Algunos suponen que las palabras, “Yo también iré”, han de ser tomadas como las palabras dichas por el que hizo la propuesta. Él declara esto expresando su disposición y deseo para hacer lo que le pide a su oidor que haga. Pero esto es de suponer no más de lo que es expresado en la frase, “Venid, y subamos…” misma. Me parece mas natural de entender estas palabras como siendo el consentimiento o repuesta de quien se le hizo la propuesta.

Esto es mucho más de acuerdo con el fluir del texto que representa la conformidad de gran número de personas en este movimiento. Y aunque si estas palabras así son comprendidas, debemos suponer algo comprendido en el texto que no es expresado: Esos de otras ciudades dirán, “Yo también iré”. Todavía, esto no es difícil de imaginar ya que tales tropos son comunes en la Escritura (Jeremías 3:22; Salmo 1:6,7).

5. EN SEGUIDA, PODEMOS OBSERVAR LA MANERA EN LA QUE ELLOS CONCUERDAN EN ORAR:

“Vamos a implorar” (a orar rápidamente), o, como dice en el margen: vayamos continuamente. Traducido literalmente esto significa, "vamos ir en yendo". El idioma hebreo a menudo duplica palabras para el énfasis (por ejemplo, el santo de santo significa el que es más santo). Tal duplicar de palabras también denota la certeza del acontecimiento que vendrá a pasar. Por ejemplo, cuando Dios dijo a Abraham, “y multiplicando multiplicaré tu simiente”, Dios implica que Él ciertamente multiplicaría su semilla, y lo multiplicaría sumamente.

6. POR ULTIMO, ESTA PROFECIA NOS DA UNA IMAGEN DE ESTA UNIÓN EN LA ORACION SIENDO UNA COSA FÉLIZ Y ESTIMULANTE. Presentimos el placer de Dios, y los resultados se demuestran tremendamente exitosos. Del todo de esta profecía podemos inferir que es bien complaciente a Dios que muchas personas, en regiones diferentes del mundo, entren voluntariamente en una unión visible para orar en una manera extraordinaria para que esas grandes efusiones del Espíritu Santo que avanzará el Reino de nuestro Señor Jesucristo que Dios tan a menudo ha prometido será en las últimas edades del mundo.


Traducido por:
Rev. Ademir Moreira
Iglesia Puritana de Brasil




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