¿Instrumentos musicales en el culto?

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¿Qué lugar tienen, si es que tienen, los instrumentos musicales en el culto de Dios?

Los timbres tocaron a las 11 de la mañana y toda la gente se sentó en sus bancos listos para el comienzo del servicio del culto. La organista comenzó a tocar muy suavemente, y un silencio cayó sobre toda la asamblea. Parecía ser una atmosfera perfecta para el culto. Luego el órgano subió de volumen y cada quien se puso de pie y comenzaron a cantar.

Esta escena de culto es tan común y emocionalmente satisfaciente que parece casi un sacrilegio el crear duda sobre ella. Pero es sabio reexaminar todas nuestras actividades a la luz de las Escrituras, y especialmente en el área del culto, porque el culto es uno de nuestros acercamientos más directos a Dios – un área donde Él declara que Él es justamente celoso.

El primer y segundo mandamiento nos enseña concerniente al culto que no deberíamos reconocer a otros dioses o de hacer imágenes a nuestro gusto, sino que deberíamos seguir cuidadamente la guía y las direcciones que Dios nos ha dado en Su Palabra. El Catecismo Menor de Westminster declara: «El segundo mandamiento prohíbe que rindamos adoración a Dios por medio de imágenes o por cualquier otro medio que no esté autorizado por su palabra.» Solamente cuando estamos siguiendo las directivas propias de Dios estaremos seguros que estamos realmente complaciéndole en nuestro culto y no simplemente acudiendo a nuestros deseos.

Sin duda alguna, los instrumentos musicales apelan al oído y a las emociones de la humanidad. Son un don rico y bueno de parte de Dios para nuestro gozo y placer, ¿pero qué lugar, si es que existe, tienen los instrumentos musicales en el culto de Dios?

La introducción de los instrumentos

en el culto de Dios

El primer sitio donde el hombre dio alabanza a Dios fue en el huerto del Edén. Adán, mientras que caminaba con Dios en el fresco del día, le expresaba su adoración y alabanza. No nos podemos imaginar una experiencia más maravillosa que poder rendir adoración a Dios en Su propia presencia. En la narración de esta convivencia suprema entre Dios y el hombre, no encontramos ni una mención del uso de instrumentos para crear la atmosfera apropiada o para ayudar a expresar al Creador la adoración digna a Su nombre. La adoración de Adán fue la expresión que Dios le había dado.

Ninguna mención de instrumentos se hace en las Escrituras hasta que llegamos a unos de los descendientes de Caín llamado Jubal. En Génesis 4:20-21, leemos, «Y Ada engendró a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas, y crían ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos que manejan arpa y órgano» (RVR 1909).

Está es la primera mención de instrumentos en la Biblia, y es puesto en la lista junto con muchas de las otras artesanías que los descendientes de Caín hicieron. No hay indicación aquí que fueron usados en cualquier ceremonia de culto.

Desde este punto para adelante, las referencias al uso de instrumentos se hacen más prevalente. Una referencia en Génesis 31:27 muestra que el arte de la música instrumental siguió después del diluvio, ya que en el tiempo de Jacob, su suegro Labán dice, «¿Por qué te escondiste para huir, y me hurtaste, y no me diste noticia, para que yo te enviara con alegría y con cantares, con tamborín y vihuela?» Otra vez, no hay referencia al culto, sino a una fiesta de despedida.

Cuando llegamos al tiempo de Moisés hay un cambio. Moisés recibe muchos mandamientos de Dios tocante a muchas áreas de la vida, y estos mandamientos incluyen unas referencias específicas a los instrumentos. Números 10:1-2 dice: «Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Hazte dos trompetas de plata, de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar a la congregación, y para hacer mover el campo.» Aquí Dios no tan solo mando a Moisés de hacer estos instrumentos, pero Él también le dijo el propósito específico que iban a cumplir, a saber para convocar a la congregación y para ser usados como señas en el campo de batalla, (mire v. 9).

Luego Dios añade un uso adicional. Números 10:10 dice: «Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de vuestras paces, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.» Aquí se encuentra el primer mandamiento específico de Dios sobre el señalamiento y el uso de los instrumentos en relación al culto. Noten que fueron directamente asociados a los ritos ceremoniales, es decir, a las ofrendas y los holocaustos.

En el tiempo de David, encontramos el paso más significante en el desarrollo de los instrumentos musicales en el culto de Dios. David, en 1 Crónicas 15:16, dijo «a los principales de los levitas, que constituyesen de sus hermanos cantores, con instrumentos de música, con salterios, arpas, y címbalos, que resonasen, y alzasen la voz con alegría.» Aquí, David da un directivo que los instrumentos son de ser usados por los levitas en su servicio a Dios. Mientras en este pasaje específico no encontramos ninguna mención de un mandamiento de Dios de hacer esto, en otro lugar si encontramos prueba que Dios da el mandamiento. El pasaje es 2 Crónicas 29:25, cual describe los días del rey Ezequías. «Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, y salterios, y arpas, conforme al mandamiento de David, y de Gad vidente del rey, y de Natán profeta; porque aquel mandamiento fue por mano de Jehová, por mano de sus profetas.»

Es importante notar en este pasaje como los instrumentos fueron usados. «Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas. Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y al tiempo que comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel» (vs. 26-28).

En el siguiente pasaje notemos la distinción hecha entre la ofrenda de los holocaustos y la otra parte de su culto. «Y como acabaron de ofrecer, inclinose el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron. Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová por las palabras de David y de Asaf vidente. Y ellos alabaron con grande alegría, e inclinándose adoraron» (2 Crónicas 29:29-30). En esta segunda parte del culto, no hay indicación que los instrumentos fueron usados – al contrario, el texto nos hace creer que cuando las ofrendas fueron cumplidas los instrumentos pararon.

A esto sigue un punto muy significativo. Tras todo el Antiguo Testamento, el uso de instrumentos en el culto de Dios fue directamente relacionado al servicio del templo. Este rito del templo con todos sus requisitos ceremoniales fue típico y simbólico en naturaleza, y señalaban el advenimiento de Cristo, el Cordero de Dios, quien quitaría el pecado del mundo. W.D. Killen, en su History, Doctrine, and Worship in the Ancient Church (La historia, doctrina, y culto en la Iglesia antigua), dice: «En cuanto los sacrificios, los holocaustos y otras observaciones del templo, también los sacerdotes, las vestiduras y hasta el edificio mismo, tuvieron un sentido emblemático; el cántico, entremezclado con la música de varios instrumentos de sonido, también fue típico y ceremonial» (p. 213).

Con el advenimiento de Cristo, el sistema ceremonial llego a su fin.

Las citas que hemos referido indican estos hechos básicos: el uso de instrumentos fue introducido dentro el culto de Dios primero por medio Moisés y luego más elaborado por David; esto fue hecho por el mandamiento directo de Dios; y estos instrumentos fueron directamente relacionados al culto del templo que fue ceremonial en su naturaleza.

Extracción de los instrumentos

del culto de Dios

No hay ni un vestigio en el completo Nuevo Testamento del uso de instrumentos en la iglesia de Jesucristo o en la adoración de los apóstoles. Esto aparece extraño si Dios quiso que esta práctica continuara. Los pasajes de cuando Cristo entró al culto no dan ninguna indicación que los instrumentos fueron usados. Referencias en los escritos de Pedro, Juan, Pablo y los otros autores del Nuevo Testamento sobre el uso de los instrumentos en el culto no existen. Al contrario encontramos tales frases como «cantando y alabando al Señor en vuestro corazón» (Efe. 5:19) y «ofrezcamos a Dios siempre sacrificio de alabanza, es a saber, fruto de labios que confiesen a su Nombre» (Heb. 13:15).

Más evidencia de la extracción de los instrumentos del culto de Dios después de la era del Antiguo Testamento es esa de la iglesia primitiva (es decir el tiempo después de los apóstoles) que no se uso instrumentos en las iglesias. Los padres eclesiásticos primitivos dan testimonio en contra del uso de los instrumentos. Justin Mártir, quien vivió 150 años después de Cristo, tiene esto que decir: «el cántico plano no es de niños, sino solamente el cantar con órganos sin vida, con danzas y símbolos. Por eso el uso de tales instrumentos y otras cosas que son para niños se ponen a un lado, y solamente el cántico plano se retiene.»

Otro padre eclesiástico, Crisóstomo, quien vivió 400 años después de Cristo, dice, «música instrumental fue permitido a los judíos, como fue el sacrificio, por la ignorancia y la dureza de sus almas. Dios condescendió a sus debilidades, porque ellos eran desviados a seguir los ídolos; pero ahora en vez de los instrumentos usamos nuestros cuerpos para alabarle en totalidad…los instrumentos no pertenecen a los cristianos.»

Ningún evidencia de instrumentos musicales en la iglesias existen hasta el siglo 7 A.D. En el año 666 A.D. uno de los papas de la Iglesia de Roma, el Papa Vitalian, trajo dentro su culto latín el cántico con el acompañamiento del órgano. Esto fue la primera vez que los instrumentos fueron usados formalmente en el culto desde el tiempo del rito ceremonial de los judíos.

La Iglesia de Roma adoptó esta práctica, y continuó hasta el tiempo de los reformadores. Contendiendo para regresar a la pureza del culto y obediencia a la ley de Dios, muchos de los reformadores echaron fuera el uso de los instrumentos en sus servicios del culto.

Juan Calvino declaró: «música instrumental no es más apto de ser adoptado en el culto público de la Iglesia cristiana que el incienso, el candelero, y las sombras de la ley de Moisés – entre los papistas, una imitación ridícula y insensible imitación de los judíos, ellos emplearon órganos y tales otras locuras, por los cuales la Palabra y el culto de Dios son demasiado profanado.»

En resumen, ninguna mención es hecha del uso de instrumentos en el culto en el Nuevo Testamento. Ni Cristo ni Sus apóstoles avocaron por ello, ni fue una práctica en la Iglesia por casi 700 años después de Cristo. Después, en la reforma, para purificar el culto, los líderes piadosos echaron fuera los instrumentos en sus servicios del culto.

Porque los instrumentos no continuaron el la Iglesia del N.T.

La razón principal por quitar los instrumentos del culto es que el sacrificio perfecto de Cristo acabó con todos los ritos ceremoniales (miren Heb. 9-10). Los instrumentos, como se ha mostrado, fueron directamente conectados con el sistema sacrificial; así que cuando Cristo cumplió y abrogó los holocaustos los instrumentos fueron echados con ellos. No hay necesidad de buscar a Dios por medio de las formas y símbolos de la ley de Moisés, porque Cristo ha proveído una manera nueva y viviente a Dios. Así que los cristianos primitivos dejando los ritos ceremoniales para seguir al Cristo viviente naturalmente dejarían los instrumentos que pertenecían a ello.

Las experiencias del creyente en el Antiguo Testamento fueron verdaderos, pero a ellos le faltaban algo de la realidad, llenura y gozo que iba ser la experiencia después por medio de Cristo. Por esto, Dios aumentó su sentido de involucramiento y gozo por medio de «efectos de sonidos» -- trompetas, símbolos, y arpas.

Conocemos el valor de los efectos de sonidos. Cuando miramos una película, el involucramiento emocional y sentido de realidad es aumentado por la música. En una manera similar, en el Antiguo Testamento, cuando Dios estaba mostrando a Su pueblo Su gran redención por medio de pinturas y ceremonias, Él uso efectos de sonidos (es decir el acompañamiento instrumental). De otro lado, nuestro gozo ya no necesita de ser expresado simbólicamente, porque Cristo dijo: «Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido» (Juan 15:11). Cristo ahora ha prometido de darnos en completo de lo que las formas del Antiguo Testamento solamente fueron un símbolo.

Una segunda razón para discontinuar el uso de instrumentos en el culto es que el Nuevo Testamento específicamente nos dice que este gozo y alabanza que llena nuestros corazones como cristianos es de ser expresado del corazón por medio de nuestros labios. Hebreos 13:15, que hemos mencionado anteriormente, declara: Por medio de Jesús «ofrezcamos a Dios siempre sacrificio de alabanza, es a saber, fruto de labios que confiesen a su Nombre.»

También, tenemos que «hacer música en nuestros corazones¬» (Efe. 5:19). La palabra griega para «hacer música» es psallo, que originalmente significaba «de tocar las cuerdas del instrumento.» Esto da una pintura bonita de lo que alabanza verdadera y aceptable a Dios realmente es. Por lo tanto que la palabra psallo no puede ser separada de la palabra «corazón,» literalmente significa «tocar las cuerdas de tu corazón al Señor.» Cuando la música del corazón es expresado por medio de labios que confiesan el nombre del Señor, no hay necesidad de instrumentos de acompañamiento.

Otra razón interesante por la cual los cristianos primitivos no usaron instrumentos en sus cultos fue por el hecho que la iglesia del Nuevo Testamento siguió el modelo de la sinagoga judía y no la del Templo. Un historiador judío, después de describir el rito del Templo, tuvo esto que decir: «El culto de la sinagoga fue más simple. Sus oficiales no metieron música instrumental en los servicios de la congregación. Los cristianos primitivos siguieron el ejemplo de la sinagoga; y cuando celebraban la alabanza de Dios en salmos, himnos, y cánticos espirituales, su melodía fue el fruto de sus labios.»

Arqueólogos no han encontrado instrumentos de música entre los muebles de las sinagogas antiguas. Hasta hoy en día en la sinagoga de los judíos ortodoxos, ni un instrumento es usado (confirmando la idea que los instrumentos fueron atados al sistema ceremonial y al culto del templo). La iglesia cristiana en su estado original fue modelado tras la sinagoga, y así que los instrumentos no tuvieron lugar en su culto.

Deberíamos notar que esta discusión habla directamente al asunto del culto cristiano y no al uso de instrumentos en otros sitios. Como dijimos anteriormente, el desarrollo de instrumentos musicales y la habilidad con la que se tocan realmente es un don de Dios y es de ser gozado por el pueblo de Dios como parte de Su maravillosa gracia a la humanidad. Seguramente mucha gloria se puede traer a Dios en cuanto cada músico mejora su don para el honor de Cristo. Sin embargo, en el área del culto, no nos toca a nosotros de determinar lo que le plazca a Dios, sino a Él solamente. Nuestra primera preocupación es de discernir Su deseo y de seguir Su voluntad revelado, y no de arreglar un servicio a nuestra satisfacción y gusto para nosotros.

Instrumentos para ayudar el ambiente del culto

Algunos cristianos dirán, «¿Qué diferencia hay? El órgano nos ayuda para entrar en el sentido de adoración y la guitarra o la orquesta anida mucho al servicio.» Para ellos, esto es suficiente para sancionar el uso de los instrumentos en el culto. Pero las mismas personas quienes usan los instrumentos como una ayuda en su culto puedan condenar a un grupo que usan estatuas como ayudas para su culto. ¿Hay una diferencia verdadera entre las dos? Ambos son ayudas para adorar, y ambos son innovaciones propias del hombre, sin autorización en las Santas Escrituras.

Jesús dijo, «Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre, a tales adoradores busca que le adoren» (Juan 4:23). La adoración es un encuentro muy significativo e intimo con Dios, y algo que Él desea de Su pueblo. Cuando nos engranamos o apalabramos en adoración, somos capaces de dar placer a Dios si venimos a Él con una actitud correcta, y si nos acercamos a Él en acuerdo con la verdad que Él ha revelado. Cantando adoración del corazón, sin acompañamiento, que expresa la llenura de nuestro gozo en Cristo, hace una melodía de beneplácito a la vista de Dios.

Considera tu propia práctica de adoración, y toma aviso al reto dado en Hebreos 13:15-16: «Así que, ofrezcamos por medio de él a Dios siempre sacrificio de alabanza, es a saber, fruto de labios que confiesen a su Nombre—porque de tales sacrificios se agrada Dios.»


©1996, Robert B. McCracken, Crown & Covenant Publications

Traducido por Edgar A Ibarra Jr. y el Rev. Caesar Arevalo, 2013.




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