EL GRAN SECRETO DE ROMA: EL ‘LIBRE ALBEDRÍO’
¡Cómo han cambiado las cosas! En 1563 el Concilio de Trento (que es el reglamento reconocido del Papado) afirmó: «¡Si alguno afirma , que el libre albedrío del hombre, movido e impulsado por Dios, no coopera dando su asentimiento a Dios que le mueve e impulsa a prepararse y disponerse así mismo para obtener la gracia santificadora [justificación]; además, si alguno dice que la voluntad humana no puede rehusar si quiere; sino que es inactiva, y meramente pasiva, que tal sea ANATÉMA! (Canon IV) ¡Si alguna afirma, que desde la caída de Adán, el libre albedrío del hombre se perdió y se extinguió; que solo es un título, o más bien un nombre, sin la realidad de la cosa; y que es una invención introducida por Satanás en la Iglesia; que tal sea ANATÉMA!» (Canon V) [tomado de la pg. 136 del libro La Soberanía de Dios por A. W. Pink].
¡Poniéndolo más simple, si alguno afirma que el hombre NO tiene libre albedrío, que tal sea condenado como un hereje! La seriedad y la fuerza de esta declaración proviniendo del Vaticano de aquellos días, puede ilustrarse fácilmente. Porque por esta causa, William Tyndale (así como muchos otros entre los valerosos reformadores del siglo dieciséis) fueron quemados en la pira (cf. pg. 166-7, El Fugitivo de Dios: La Historia de William Tyndale y de la Biblia Inglesa por Brian Edwards).
Martín Lutéro vio claramente que el tema controversial del libre albedrío fue la causa principal de su separación de la iglesia de Roma. En su libro, La Esclavitud de la Voluntad, Lutéro respondió al católico romano Erasmo y a su ensayo crítico La Libertad de la Voluntad. Aunque chocaba casi con todo lo que Erasmo escribió, Lutéro elogió a Erasmo por lo menos en reconocer la discusión sobre el «libre albedrío» como la raíz del problema controversial entre Roma y los creyentes de la Biblia. En este aspecto, Lutéro dijo, «muy diferente a todos los demás, solo tú has atacado el verdadero problema, la esencia del asunto en disputa,» - a saber, el comúnmente llamado, el «libre albedrío» del hombre.
Tan opuesto al punto de vista católico romano/arminiano sobre el libre albedrío, encontramos la doctrina bíblica del libre albedrío resumida en las pgs. 29-30, de La Confesión de Fe de Westminster, (cap. IX, sec. 3 y 4, ed. 1647 reímprimida por Banner of Truth) «El hombre, por su caída al estado de pecado, ha perdido absolutamente toda capacidad para querer cualquier bien espiritual que acompañe a la salvación (Rom. 5:6 y 8:7; Juan 15:5); y por consiguiente, como hombre natural que está enteramente opuesto a ese bien (Rom. 3:10, 12), y muerto en el pecado (Efe. 2:1, 5; Col. 2:13), no puede por su propia fuerza convertirse a sí mismo o prepararse para la conversión (Juan 6:44, 65; 1 Cor. 2:14; Efe. 2:2-5; Tit. 3:3-5). Cuando Dios convierte a un pecador y le traslada al estado de gracia, lo libra de su estado de servidumbre natural bajo el pecado, y por su sola gracia lo capacita para querer y obrar libremente lo que es espiritualmente bueno (Filip. 2:13, Rom. 6:18,22); pero a pesar de eso, por razón de la corrupción que todavía le queda a ese pecador, éste no quiere solamente y de un modo perfecto lo que es bueno, sino que también quiere lo que es malo (Gal. 5:17, Rom. 7:15-23).
Hay dos puntos de vista opuestos e irreconciliables que se le han presentado hoy y solo una pregunta resta, ¿Con quién se va a parar? ¿Con la Biblia, con Cristo, con Sus profetas, con los reformadores, con los mártires, con los puritanos, etc., (opuestos al libre albedrío del hombre) o con las enseñanzas católico romanas/arminianas y tradiciones de los hombres? (Juan 10:3, 27; Mat. 15:7-14 y 16:6-12).
Para mayor estudio vea Juan 1:13 y Rom. 9:16. En Juan 15:16 notará que: «mucho son llamados» (esto es el llamamiento externo, por la predicación, etc.) y ¿acaso dice ‘pocos escogen’? oh no, la Escritura lee: «pocos escogidos,» [Mat. 22:14] esto es escogidos por la voluntad de Dios, recibiendo el llamamiento eficaz interno y capacitación del Espíritu Santo (Sal. 110:3), puesto que son predestinados a ello (Rom. 8:29-30).
A la luz de este pequeño estudio, es fácil ver como es que por una falta de estudio doctrinal e histórico del libre albedrío está llevando a muchos a una adaptación seria de la apostasía ecuménica errónea albergada por la iglesia de Roma junto con otras falsas creencias. En esta área, muchos «Protestantes,» aún ahora, se postran ante el ídolo humanístico y anti-cristiano del libre albedrío de Roma - ¡que Dios nos dé fortaleza para permanecer fieles a Su palabra!
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